Escultura
La escultura es el arte plástico tridimensional por excelencia. En él se emplean materiales muy variados, duros o maleables, para crear objetos artísticos que crecen dentro de las tres dimensiones espaciales. Las esculturas se pueden clasificar según su disposición en el espacio, según los materiales empleados y en relación a la técnica de ejecución.
Según su disposición en el espacio pueden encuadrarse en tres grandes grupos: bulto redondo, que son las que forman objetos independientes; relieves, donde las formas sobresalen respecto al plano sobre el que se apoyan (pueden ser altos, medios o bajos); y las que por su monumentalidad y tamaño pueden llegar a envolver al espectador.
En lo referente a los materiales empleados, todos aquellos que puedan adoptar una forma tridimensional pueden ser utilizados en la realización escultórica, por tanto es amplia la gama utilizada a lo largo de la historia, destacando la madera, el barro, la piedra (mármol, alabastro o calizas) y el metal (bronce o hierro).
En cuanto a la técnica de ejecución, ésta se encuentra estrechamente relacionada con la naturaleza del material empleado y, sobre todo, con su dureza, plasticidad y peso. Los materiales se pueden modelar, moldear, grabar, fundir, forjar o ensamblar. El procedimiento más clásico de la escultura es el esculpido, para lo cual se emplean herramientas como escoplos, buriles, punteros, cinceles, gubias o taladros.